A los 40ºC de temperatura seguro cualquier ser humano tendría que alucinar y hasta charlar con Diosito. La espera es larga y los momentos cortos.
Mientras aguardo la paranoia se apodera de mi, las calles que desconozco y los lugares que me parecen peligrosos me mantienen alerta, sumamente alerta.
Los costales de basura, las cascáras de naranja embolsadas y demas desechos me acompañan. De ellos no me debo cuidar. Es casi media noche.
El tiempo debe ser aprovechado antes de que cierren el metro. A veces me parece tan injusto e insuficiente. No hay remedio.
Supongo que si fuera una ciudad europea todo sería muy diferente, pero que lejos estamos de eso... jejejeje...
Gracias a eso abordo el metro a tiempo y en lo que llega el tren es otro día. Todo ya parece mas tranquilo y menos peligroso. Comprar en la Farmacia Benavides a la media noche es sumamente caro. Ya no volveré a hacer.
Ya viene otro día y será muy similar a todo lo anterior.
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